Saturday, May 23, 2009

p-town

¿O atados a la deidad
del goce ríen ahí
no más su relincho de vivir, la adolescencia
de su fragancia?
Gonzalo Rojas, Playa con andróginos

Amanece un poco cada instante

queda el principio

empujados a una playa donde

el roce juega de mentiras

y los chicos se cogen de la mano

cuando las chicas se sacuden 

 la cintura de arena

y ser infantil es tan ingenuamente

profundo como el misterio de

las aguas porque se hace necesario

besar las capas de los libros y

olvidarlo todo como las bestias

que mueren de tristeza sin saber

cazar o los trenes que se abandonaron

en el campo para fungir de plantas.

Un hombre aterrado pasa a lado

y levantando ligeramente la mirada

del suelo balbucea principio de

romance y después intentará

convencerse de que el sueño es

delirio y la escritura una bofetada

para ponerse la máscara y salvarse

de la asfixia o para no rogar

y cobijarse los oídos

entre los niños

aparenta sobrevivir

negando el esplendor

de las caricias prohibidas

como si los besos

retenidos no existieran

o el amor fuera apenas

una función accidental.

Quedan las toallas húmedas en la arena

y el silencio que se aferra a significar nada.

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